martes, 9 de agosto de 2011

Contar cuentos desde el alma

Jennifer Boni

Todos somos capaces de contar cuentos.
El secreto, reside en atreverse a explorar nuestro mundo interior.

            Contar cuentos es más que una expresión artística, es un camino de conocimiento y crecimiento personal. Así es como se concibe en Movimiento y Transformación Río Abierto donde, desde hace varios años, el profesor y cuentacuentos Moisés Mendelewicz ha desarrollado un trabajo que combina la narración oral (cuenta cuentos) con el trabajo sobre sí y el movimiento corporal expresivo.
            Durante siete años participé en el taller permanente de Río Abierto y desde el 2010 he comenzando a desarrollar mi propia propuesta de trabajo con un taller que se llama “Contar Cuentos Desde el Alma”.
            En Río Abierto creemos que el desarrollo integral del ser humano pasa por todos los aspectos de la persona: cuerpo, mente, emociones y espíritu. Por lo tanto, enseñamos a contar cuentos incluyendo e integrando todas estas partes.
            El taller comienza con una hora de movimiento expresivo, que consiste en movimientos aeróbicos y estiramientos con base en posturas de Yoga y danzas ancestrales de América. El trabajo se realiza en círculo, utilizando distintos tipos de música que permiten ir explorando diversos estilos de movimiento y ritmos.
            La clase de movimiento expresivo incluye trabajo a nivel muscular y oseo-articular, trabajo de respiración y de voz. La parte expresiva se manifiesta como expresión corporal, gestualidad y movimientos lúdicos. Se finaliza con un espacio para la relajación de cuerpo y mente, donde se enfatiza la respiración como el puente que conecta e integra a la persona.
            El movimiento expresivo es una práctica que con el tiempo y la constancia permite al alumno explorar sus posibilidades expresivas y ampliar su registro emocional, pues se convierte en un camino de apertura hacia las experiencias vitales. La propuesta del taller “Contar Cuentos Desde el Alma” es que los participantes conecten con su cuerpo, lo habiten, lo descubran, e incorporen estos aprendizajes al momento de narrar un cuento.
            Las siguientes dos horas del taller están enfocadas en el trabajo con los cuentos. Cada alumno elige el cuento con el que desea trabajar (puede ser de literatura infantil, literatura contemporánea, cuento popular, leyenda, etc.) El trabajo consiste en adaptar el texto escrito a una narración oral, recrear las imágenes del cuento y prepararse para narrarlo ante un público. El alumno aprende a desarrollar adecuadamente su gestualidad, la entonación, el ritmo, el manejo de voz y el manejo del espacio.  
            De manera paralela, se explora la relación entre el alumno y el cuento elegido. ¿Por qué eligió ese cuento? ¿En qué se relaciona con su propia vida y experiencias? ¿Qué partes de uno mismo están representadas ahí?
            Muchas veces, no resulta clara la razón por la que uno elige el cuento, sin embargo, conforme pasa el tiempo y durante el proceso de trabajarlo, las razones se van manifestando. El cuento se convierte en un disparador del conocimiento personal, pues generalmente, el cuento elegido expresa una parte del mundo emocional del narrador. Mientras más se concientice esta relación, más potencia tendrá el cuento al momento de ser narrado.
            El proceso de contar un cuento no implica memorizar un texto. El cuentacuentos, más bien, se adentra en las imágenes del cuento, las hace suyas –recreándolas a partir de sus vivencias y emociones- y cuenta a partir de ahí. El narrador trata de transportar al público a su propio mundo interior donde habitan estas imágenes. De esta manera, como solía decirnos Moisés, "al contar, el cuentacuentos se cuenta a sí mismo".
            El cuento funciona como un puente que conecta la parte consciente de la persona (lo que conoce de sí mismo; su autoconcepto) con la parte que desconoce de sí mismo, su mundo emocional inconsciente, que incluye un enorme potencial creativo a desarrollar. Contar cuentos desde el alma implica atreverse a explorar ese mundo interior y contactar con el ser creativo que existe dentro de cada uno de nosotros.
            Durante este proceso, el alumno vive una transformación personal que se despliega hacia otras áreas de su vida. Y contar cuentos se convierte en un espacio sagrado para el crecimiento del alma.  

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